18 feb 2008

CREATIVIDAD Y PROMOCIÓN SOCIOCULTURAL

Pensar distinto, forjar la identidad, recrear el deseo, hacer mejor

Por Félix Bombarolo
felixbom@fibertel.com.ar
www.organizacionpoleas.net




"Orden, Razón, Autoridad,
forman la santísima trilogía encargada
de velar porque la inmovilidad de dogmas y prejuicios
no se vea perturbada por las impetuosas
oleadas de la vida y la libertad..."

(Restrepo, 1989)



20 años de búsquedas...

Desde que retomamos en América Latina el camino democrático (sinuoso, resbaladizo, neblinoso, aún...), los que trabajamos en este extraño mundo de 'las organizaciones y los programas sociales', hemos recorrido senderos conformados por 'fórmulas' difundidas y validadas académica y técnicamente (por quienes detentan el poder de validar, claro...).

Reconocemos que hemos construido un mundo tremendamente injusto, donde unos pocos pueden mucho, y unos muchos pueden poco..., tenemos datos y análisis precisos sobre este proceso social. Podemos mirar la sociedad en la que vivimos y percibir los mecanismos que producen las situaciones de injusticia que deseamos remover. Intentamos fórmulas diversas para transformar aquellos mecanismos, los que generan la inequidad, la opresión y la pobreza.

Aprendimos 'de cabo a rabo' el famoso 'Marco Lógico'..., leímos todo lo que había que leer sobre 'exclusión social y ciudadanía'..., investigamos todo lo que había que investigar sobre 'la vida de los pobres'..., aplicamos trabajadas metodología de 'promoción social o comunitaria'..., pusimos en práctica numerosas e ingeniosas técnicas para promover la 'participación'..., aplicamos sofisticados procedimiento de 'focalización' para hacer más eficaz nuestra labor..., generamos infinidad de 'mesas de diálogo entre sociedad civil y estado'..., e hicimos miles de 'proyectos de desarrollo local, integrales, sostenibles, sustentables y sinérgicos...'..., y abogamos, últimamente también, por el cumplimiento de los derechos ciudadanos..., entre otros intentos.

Lo cierto es que, mirando con humildad el resultado de nuestros esfuerzos, si de lo que se trataba era de cambiar una realidad que nos disgusta y nos parece injusta..., podemos decir que aquellos aprendizajes parecen no haber sido suficientes (¿o pertinentes...?) para alcanzar aquello que tanto anhelábamos.

¿Ha sido quizás producto de un mal diagnóstico o de impericia en el uso de las herramientas...?, ¿será más capacitación y fortalecimiento institucional lo que nos hace falta...?, ¿será que el cambio es inalcanzable desde nuestras pequeñas acciones...?,¿o será que nunca alcanzamos a mirar 'el fondo', lo profundo, lo esencial...?, ¿qué es aquello esencial y 'auténtico' que podríamos o deberíamos desentrañar y potenciar...?

El pescado, la caña de pescar, el río y sus alrededores...

Si nos detenemos a revisar nuestros discursos y nuestras prácticas, podremos observar con asombro cómo se ven condicionadas, cada vez con mayor fuerza, por clichés, frases hechas, imágenes míticas o fórmulas tecnocráticas.

De una u otra forma vamos 'naturalizando una manera de ver y de hacer el mundo' (cultura) que enmarca y fija los límites de nuestra mirada y nuestra acción.

La repetición comienza a ser parte de nuestra 'manera natural' de hacer nuestra tarea. Nos aprendemos puntillosamente aquellos límites (conceptuales y operativos), armamos nuestro 'conjunto básico de prejuicios' y nos vemos cada día más atrapados en aquella 'celda segura', que nos dificulta incrementalmente nuestra capacidad de cambio.

¿Cómo es posible promover cambios sin cambiar nuestras maneras de enfocar y de operar...?, ¿cómo afrontar el desafío de cambiar navegando a través de las limitaciones normativas y procedimiento del sistema de normas aceptado socialmente...?


El campo del conocimiento y aplicación de la 'creatividad'...

La creatividad como objeto del conocimiento ha sido abordado desde la psicología, la filosofía, las ciencias de la educación. Como herramienta para producir ideas u objetos o solucionar problemas específicos, es moneda corriente en el mundo del arte, el diseño arquitectónico, gráfico, industrial, en el marco institucional de la empresa privada (marketing y publicidad) y en espacios de producción científica de avanzada alrededor del mundo.

Si consideramos que los problemas que debemos afrontar quienes trabajamos diseñando y promoviendo políticas y programas sociales, son de enorme complejidad y acordamos en la poca variedad y efectividad de las miradas y acciones a las cuáles habitualmente recurrimos para enfrentarlos, podríamos preguntarnos sin pudor: ¿porqué prestamos en general tan poca atención a formarnos para el desarrollo de la creatividad en este campo...?, ¿qué nos diferencia de otras disciplinas o espacios de producción de conocimientos, bienes -materiales o simbólicos- o servicios, donde se asume este tema como absoluta prioridad...?.


Impulsando una 'actitud creativa' en el diseño de políticas y programas sociales...

Al menos dos cuestiones nos invitan convincentemente a introducirnos en esta búsqueda:

En primer lugar, si es cierto que muchas de las organizaciones de personas que trabajan en la sociedad civil y el estado promoviendo diverso tipo de actividades colectivas, lo hacen con el objetivo de generar cambios y construir situaciones nuevas que conduzcan a una mejor calidad de vida de las personas que allí participan y de aquellas hacia las que va orientada su acción..., podríamos sugerir con fervor y sin temor a equivocarnos: '... no será posible alcanzar resultados distintos repitiendo lo mismo que siempre hicimos ..'

No será posible si lo que intentamos es alterar las situaciones preexistentes que no nos conforman, convencen, satisfacen.... Si es cambiar lo que deseamos, pues tenemos la necesidad imperiosa de ser creativos a la hora de intentar soluciones a los problemas que enfrentamos en las organizaciones (las personas, la sociedad...), de modo de no repetir hasta el cansancio los modelos que dieron origen a este mundo que habitamos.

Y es que en aras de la 'profesionalización de las organizaciones sociales' promovida en los últimos años, nos hemos concentrado en aprender teorías explicativas y 'metodologías de intervención social' que han terminado 'acorralándonos' en nuestros propios saberes y reduciendo nuestra posibilidad de generar cambios a partir de nuestra acción (por cierto, volvamos a preguntarnos: ¿queremos generar cambios a partir de nuestra acción...?). Lo cierto es que ni aquellos saberes, ni los métodos de intervención social difundidos hasta el cansancio por los organismos internacionales (matrices lógicas por doquier...) nos están resultando tan útiles como imaginábamos. Todo aquel conocimiento deberá 'recrearse' si es que queremos hacer más efectiva nuestra labor (¿construir un mundo mejor...?).

Pero no es sólo por una cuestión 'utilitaria' que sostenemos la necesidad de promover el espíritu creativo en las personas y organizaciones dedicadas a 'lo social'. No es sólo 'para obtener mejores resultados'. Existe un segundo argumento que merece considerarse: necesitamos construir un 'hacer en el mundo' donde lo creativo no sea una actividad accesoria, no se circunscriba sólo a talleres artísticos o actividades lúdicas que realizamos de tanto en tanto de manera marginal. El deseo, la necesidad de CREAR desde nuestra propia identidad, es parte constitutiva de nuestro ser, resulta una necesidad humana tan importante como comer o protegerse del frío. Intentamos incesantemente exponer nuestro potencial creador con libertad, en un mundo que nos 'ofrece' (¿impone...?) marcos normativos, estándares y 'mejores prácticas' para que reproduzcamos hasta el infinito 'el modelo establecido'.

Pues permítanme que les transmita una impresión muy íntima: podremos quizás solucionar algunos problemas sociales inmediatos siguiendo prolijamente los modelos establecidos de pensar y de hacer, pero no alcanzaremos a generar un 'desarrollo pleno', transformador y vital por ese camino.

Planteado está el desafío entonces..., no se trata de 'tirar lo conocido por la borda'..., de buscar ingenuamente 'lo novedoso' de una manera esnob..., ni de 'generar espacios marginales para ser creativos'..., nada de eso. Se trata de utilizar modos de hacer lo que hacemos en las organizaciones públicas y privadas dedicadas a este tema (cualquiera sea su quehacer...), promoviendo formas más libres, generando espacios para pensar diferente, para salirnos de la matriz lógica, para interactuar con los otros de una manera más proactiva en busca de acciones que estimulen nuestra capacidad de crear. Es posible hacerlo, no lo duden, sólo es cuestión de intentarlo, quizás arriesgándonos más a lo desconocido, a lo incierto, a lo caótico, a lo que no dominamos..., ¿seremos capaces...?.


Algunas pistas, algunos caminos, algunas ideas...

Siendo fiel a lo dicho hasta aquí, no nos será posible presentar en este escrito un 'recetario sobre creatividad'. No existe una fórmula, una técnica precisa un esquema de pensamiento preestablecido para transmitir. Es una invitación que, precisamente, nos pone a repensar lo que creemos y lo que hacemos, a descubrir otras manera de pensar y de hacer, propias, auténticas, nuestras.

De la literatura editada y de los aportes sobre pensares y experiencias que se suceden en este documento, es posible contemplar algunos puntos sensibles que están relacionados con nuestra posibilidad de crear.

Presentamos a continuación una serie de apreciaciones sugerentes expresadas por algunos colegas que han indagado sobre la creatividad, que seguramente nos ayudarán a pensar y recrear nuestras miradas.

1. La realidad no existe como tal, sólo tenemos una percepción particular de ella; existen tantas realidades como personas que las perciben y relatan en este mundo...
Es Penagos (1977) quien nos dice: "...la realidad es construida. No existe algo allá afuera llamado realidad...; las estrellas están en el cerebro, no afuera de él. Lo que hay afuera es algo, pero lo que vemos es la organización de ese algo. Y la organización no es un evento puro, es un evento mediado, por la cultura, por las capacidades naturales del individuo, por su experiencia....." .

Lo mismo sucede con las formas en que percibimos los sujetos, objetos y situaciones sobre las que construimos nuestro pensamiento y nuestra acción quienes trabajamos en procesos de promoción sociocultural; categorías como 'comunidad', 'pobreza', 'participación', 'necesidades básicas', 'derechos sociales' y tantas otras utilizadas habitualmente, no tienen entidad en si mismas, son sólo construcciones que significamos y repetimos y utilizamos 'bajo aquella mirada cultural' mediada por nuestra historia personal y por el tiempo que nos toca vivir. Todos estos conceptos son modificables, cambiantes.

Algunos conocidos ejemplos nos muestran como la puesta en crisis de algunas concepciones, la ampliación de la mirada, permite pensar distinto y generar nuevos horizontes: el primero de ellos, es la redefinición del concepto de 'necesidades humanas' realizado por Manfred Max Neef y un grupo de colegas a mediados de los 80 desde Chile, ampliando y diversificando la visión del 'desarrollo' a 10 diversas categorías de análisis (subsistencia, protección, afecto, entendimiento, participación, ocio, creación, identidad, libertad, trascendencia) y relegando la tradicional imagen de la 'necesidad humana básica' centrada sólo en la 'subsistencia y la protección' (alimento, vestimenta, vivienda, ingresos...). El segundo lo expresa Luis Carlos Restrepo a mediados de los 90 desde Colombia, ampliando la mirada sobre los 'derechos humanos', e incluyendo la dimensión de la 'intimidad' entre aquellos derechos básicos a preservar, más allá de los civiles, políticos y sociales, y difundiendo su fantástico libro sobre "El derecho a la ternura". También podríamos incluir en este camino de búsqueda los esfuerzos por difundir e implementar políticas públicas como el 'ingreso ciudadano', que pone el tela de juicio la concepción tradicional del trabajo humano, o abordajes de formación y capacitación sostenidos en una 'educación problematizadora', cuyo principal referente es Paulo Freire. Formas de resignificar la realidad y la acción social, posibles, viables, deseables...

2. Pensamos y actuamos a partir de nuestras representaciones, clichés y estereotipos construidos sobre la realidad...

Organizamos los diagnósticos, investigaciones, programas y evaluaciones de políticas y proyectos sociales a partir de los estereotipos y representaciones que asumimos y naturalizamos. Amossy & Herchberg (2001) nos dicen al respecto: "...las representaciones colectivas, necesariamente superficiales, que se relacionan a cada categoría utilizada al hablar de una persona o grupo de personas (alemán, intelectual, árabe, judío, negro, albañil, abogado, político, pobre, etc...), tienen un impacto considerable sobre la identidad social, e influyen considerablemente en las relaciones entre los grupos y sus miembros...". Y más adelante agregan: "... la visión que nos hacemos de un grupo, es el resultado de un contacto repetido con representaciones enteramente construidas, o bien filtradas por el discurso de los medios (de comunicación masiva, académicos, políticos, tecnocráticos...). Podríamos pensar que bastaría con remitirse a la observación directa para validar o invalidar los estereotipos. Sin embargo, parece que una observación también es poco confiable..., ya que lo que percibimos está también modelado de entrada por las imágenes colectivas que tenemos incorporadas en nuestra mente..."

Asumimos que las personas que no tienen accedo al trabajo ('desocupados') carecen de capacitación, tienen problemas de autoestima, pocos deseos de trabajar ('...son unos vagos...')..., asumimos y aceptamos que las personas 'son pobres' porque tienen bajos ingresos y algunas necesidades básicas 'predeterminadas' no satisfechas..., asumimos también que en general son 'morochos', tienen muchos hijos, son violentos, tienen 'poca educación', que 'no saben ni valoran' vivir en una vivienda confortable porque siempre lo han hecho en viviendas precarias ('..si les das una vivienda buena te queman el parquet y hacen maseteros en el bidet...')...., asumimos que las personas que se dedican a la política son corruptas e indefectiblemente realizan prácticas clientelares..., que las organizaciones sociales, para que sean 'eficientes', deben cumplir con una serie de 'determinadas normas administrativas, financieras y de gestión' ('buenas prácticas'...). Asumimos que los jóvenes están expuestos a las drogas, el alcohol y el 'embarazo adolescente' y que es bueno que hagan deporte..., que los viejos tienen pocas posibilidades de desarrollo personal y deben realizar actividades recreativas en 'los últimos días de su vida'..., y que los presos..., que los enfermos de HIV/SIDA...., que los indígenas..., etc., etc., etc...., y de este ejercicio permanente (y casi inconciente...) de reafirmación sobre nuestras ¿creencias?, actuamos en relación a estos estereotipos, clichés y prejuicios, diseñando políticas y programas de desarrollo social o atención a la pobreza, adjudicándoles luego un 'poder transformador'.

¿Cómo no reproducir entonces hasta el infinito la sociedad que supuestamente pretendemos transformar con nuestros programas y proyectos...?, ¿cómo salir de esta 'aparente' predestinación paralizante...?, ¿cómo poner en cuestión las categorías, visiones y acciones 'legitimadas y difundidas'...?

3. Estamos educados para conocer y 'respetar' lo establecido, no para cambiarlo...

Aprendimos desde recién nacidos aquellas configuraciones de la realidad construidas y aceptadas por la cultura dominante, aprendimos también que su trasgresión será generalmente penada por la sociedad. Aprendemos en el hogar, aprendemos en la escuela, nos educan para que así sea.

Pilar González (1981) nos comenta que ".. para el educador el paradigma cultural le indica que la esencia de la persona es peligrosa = animal = instintiva. Ella debe ser enseñada, guiada, controlada por aquellos que poseen una autoridad superior. Se necesita disciplina y guía continua del "otro", del superior. El educador se convierte con tal ideología en un controlador de indicios de los emergentes creativos o en un 'guardián social'...". ¿Cómo desoír semejantes mandatos y controles que signaron nuestra vida desde su propio inicio...?, ¿cómo transgredir lo dicho por figuras sociales tan emblemáticas como padres, maestros, referentes académicos...?. Estos interrogantes afectan nuestra propia concepción del mundo (hacia nosotros...) y también nuestra manera de proceder en los llamados procesos de promoción sociocultural (hacia los otros...).

No sólo aprendimos a repetir incuestionablemente lo dicho y pensado por otros, sino que también solemos transmitir lo aprendido hacia otros colectivos de personas, reproduciendo aquel modelo que nos encorseta, nos restringe, nos aprisiona, nos limita. ¿Alguna reflexión alrededor de los formatos de cursos y talleres de capacitación que 'impartimos repetidamente' a grupos, organizaciones y comunidades a través de los programas sociales...?.

Una bonita reflexión de Walter Kohan (2003) nos hace pensar más sobre este tema: "... tal vez una bella imagen de un profesor, sea la de aquel que piensa con otros, sin que importe su edad, su color, su género, su biografía. Él ejercita su pensar y da que pensar a sus alumnos. Propicia encuentros que él mismo no puede anticipar. Aún cuando prepare cada detalle de su clase con la meticulosidad de aquél que se prepara largamente para improvisar y no con la superficialidad de aquel que improvisa por falta de preparación...".

4. La repetición de lo establecido nos aleja de la posibilidad de descubrir y potenciar nuestros deseos más íntimos...

Cómo las capas de una cebolla, vamos acumulando procedimientos, herramientas, enunciados, clichés, construyendo fórmulas de vida que, al tiempo, nos hace casi irreconocible nuestro sentir más íntimo sobre las cosas . ¿Qué pensamos en verdad sobre las cosas que leemos, que escribimos, que decimos...?, ¿cuánto de 'formalidad' y 'discurso políticamente correcto' hay en todo aquello que expresamos...?, ¿cuánto de aquello es auténtico, sentido por nosotros...?, ¿cuánto de esta autenticidad inducimos en nuestros procesos de promoción social...?.

Es el prestigioso filósofo francés Gilles Deleuze (1988) en "Diferencia y repetición" quien ofrece una crítica rigurosa a lo que denomina "...la imagen dogmática, ortodoxa, moral, prefilosófica o natural del pensar" y asegura que, cuando esta imagen está en la base del pensamiento, impide generar un pensamiento verdaderamente creativo.

En la misma dirección, Pilar González (1981) señala que "...la creatividad es la más alta manifestación de estar en 'nuestro' propio ser, en 'nuestro' mundo. Es la más alta expresión de la salud emocional. Creatividad es básicamente el proceso de hacerse, de realizarse...".

5. Razón vs. fantasía: una tensión latente en un mundo en cambió permanente...

Nos vemos sometidos cotidianamente a una lucha interna (y con los otros...) en la que todo aquello aprendido, legitimado y ordenado en nuestro cerebro, se ve asediado por nuestros deseos más o menos reprimidos de cambio, por nuestras fantasías y las de los otros, aquellas que nos conducen a mundos placenteros, atractivos, desconocidos..., pero generalmente vedados, obstruidos. ¿Porqué habríamos de negar esta tensión quienes trabajamos en el mundo de la promoción sociocultural...?, ¿qué nos impide dar la pelea a la razón también en este campo...?.

Es nuevamente el colega colombiano Luís Carlos Restrepo (1989) quien en 'La trampa de la Razón' nos invita a reflexionar sobre este tema, y nos dice: "...mirada como alienación o pérdida de tiempo, censurada por la religión y descalificada por los científicos, la fantasía tiene, por cierto, pocos amigos. Se la reconoce siempre y cuando se la pueda exhibir pundonorosamente vestida con las reglas gramaticales de la sintaxis, el orden y la decencia, pero se la desconoce en su condición original, emergencia de la que brota el mundo simbólico, manantial inagotable en el que abreva la realidad, caos interno que en tanto desestructura nuestras expectativas de verdad y coherencia, nos une a la dinámica de un universo en constante cambio que se resiste a la simplicidad de un esquema... (...), la fantasía, primera máscara del deseo, trae tras de si la posibilidad de acceder a un modelo singular de vida, movimiento al que no le basta la razón...".

¿Cuándo fue el momento en que supusimos que podríamos 'proyectar' la vida de personas y grupos simplificándolas y ordenándolas en matrices de doble entrada...?...

Con el afán de 'controlar' la situación y 'organizar' los recursos y acciones institucionales, intentamos habitualmente simplificar el complejo y rico entramado de la vida humana a unas cuántas 'variables e indicadores de desarrollo' que asumimos y difundimos con convicción tranquilizadora. Sin embargo, las múltiples y diversas percepciones, fantasías y deseos que las personas tenemos sobre nuestras vidas (todas diversas...), la dinámica de cambios permanentes producidos en el seno de nuestras familias y grupos de pertenencia, la complicada trama de situaciones biológicas, políticas, económicas, ambientales que condicionan insospechadamente nuestras trayectorias vitales, constituyen una impredecible madeja de combinaciones que, al tiempo que la cotejamos con aquella pretendida simplificación bidimensional, nos hace dudar seriamente sobre la validez de nuestros métodos de trabajo.

¿Cómo no apelar a la creatividad, a la búsqueda de caminos menos rígidos, más fantasiosos para abordar situaciones tan cambiantes, complejas, singulares e insospechadas...?

6. La necesidad de rescatar la singularidad entre estadísticas, políticas y programas masivos...

El mismo afán simplificador que nos conduce a reducir la realidad a expresiones parciales, incompletas, a veces falsas..., nos coloca en el sendero de la 'masividad'. Desde allí imaginamos la existencia de 'grandes colectivos' de personas (las calculamos por millones, incluso..) que padecen unas ciertas necesidades (estandarizadas..) a las que es necesario brindarles algunas soluciones (menús estandarizados, también...). ¿Dónde quedan aquellas distinciones propias de las miradas y deseos particulares de las personas, familias o grupos que conforman estos colectivos de 'beneficiarios' de los programas sociales...?.

Restrepo (1989), nuevamente nos habla sobre este interrogante y refiriéndose a quienes desde lugares institucionales de poder (políticos, religiosos, económicos, tecnocráticos...) organizan y condicionan el saber y el hacer de las personas; Luís Carlos nos dice : "...(para ellos) los hombres valen en tanto sus conductas sean predecibles y programables y no como singularidades o conciencias capaces de elegir un camino diferente del que impone la normativa estatal o las circunstancias históricas. Para ellos, el ser humano es un simple producto del ambiente, resultado de la interacción de variables que pueden ser medidas, corregidas y manipuladas, y les resulta sospechoso un enfoque que resalte la singularidad humana y se pregunta por las condiciones simbólicas que hacen posible la ruptura y divergencia que caracteriza al ejercicio de la libertad...".

¿Cómo rescatar el deseo (y la potencia) individual, en el marco de programas masivos...?, ¿cómo asociar y articular creativamente 'lo individual' y 'lo colectivo'...?, ¿cómo construir un deseo colectivo sostenido, más que en mandatos institucionales o ideológicos, en la potenciación y articulación 'auténtica' de los deseos individuales...?.

7. Detectar y trabajar sobre las tensiones...

Estamos invitando desde este texto, a tensionar algunas ideas o conceptos latentes en nuestro quehacer, aspectos que conviven en nuestro interior y que, al tiempo de confrontarlos abiertamente, podrían generarnos una energía y motivación superadora, adicional, sugerente, vital....

Se trata pues de poner en crisis nuestras formas de pensar y de hacer en este tan complejo desafío de abrir espacios, de apoyar procesos, de promover el desarrollo de personas y grupos humanos..., de enfrentarnos e introducirnos con decisión en tensiones como...

razón / fantasía
orden / caos
norma / trasgresión
masividad / singularidad
repetición / distinción
permanencia / cambio
superficialidad / profundidad
simplicidad / complejidad
continuidad / ruptura
certeza / incertidumbre

Solo una provocación....

Hasta aquí por ahora...; hay mucho más para compartir sobre este vínculo inexorable entre nosotros, lo que pensamos, lo que hacemos... y los otros, con los que colaboramos.

Mucho que indagar sobre creatividad y salud, trascendencia, libertad, juego..., para compartir con otros que ya transitan por estos mundos desde hace tiempo; más para explorar sobre nuestra aptitud y actitud hacia la creatividad, sobre el manejo del caos, de la incertidumbre, y también sobre modos de facilitar nuestro proceso creativo.

Algunos escritos de referencia....
AMOSSY & HERSCHBERG (2001), "Estereotipos y clichés", editorial EUDEBA, Buenos Aires, Argentina.
BEAUDOT ALAIN (1990), "La Creatividad", Ediciones Narcea, Madrid, España.
FREIRE, PAULO (1997), "Pedagogía de la autonomía", editorial Siglo XXl. Buenos Aires, Argentina.
FROMM ERICK (1959), "The creativo attitude". En H.H. ANDERSON (Ed.), Creativity and its cultivation. New York, USA.
GONZALEZ PILAR (1981), "La educación de la creatividad", documento de trabajo, Facultad de Psicología, Universidad de Barcelona, España.
KASTIKA EDUARDO (2005), "Desorganización creativa - Organización innovadora", Ediciones Macchi, Buenos Aires, Argentina.
KOHAN, WALTER OMAR. (2003), "Infancia. Entre Educação e Filosofia". Ediçoes Graal, Belo Horizonte, Brasil.
MOCCIO FIDEL (1997), "Creatividad. Teorías Metodologías, experiencias", ediciones Aucan, Buenos Aires, Argentina.
NACHMANOVOTCH STEPHEN (1991), "Free Play: la importancia de la improvisación en la vida y el arte", Ediciones Planeta, Buenos Aires, Argentina.
PENAGOS CORZO JULIO CESAR (1997), "Fabricando Luz. Creatividad e iluminación", Trabajo presentado en el 'II Coloquio de Psicología Transpersonal',
en la Universidad de las Américas, Puebla, México.
RESTREPO LUIS CARLOS (1989), "La trampa de la razón", Arango Editores, Bogotá, Colombia.
RESTREPO LUIS CARLOS (1994), "El derecho a la ternura", Arango Editores, Bogotá, Colombia.

16 feb 2008

Alfabetizar haciendo radio



Nuestra intervención fue a lo largo del primer cuatrimestre de 2007 y la organización que elegimos fue uno de los Centros de Alfabetización del Programa de Alfabetización, Educación Básica y Trabajo para Jóvenes y Adultos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Esto se dio por una cuestión de afinidad con la tarea (dos de nosotras somos docentes) y porque consideramos la suma importancia que este tipo de organización provee para una mejor educación y un acceso a la misma de sectores excluidos de la sociedad a la cual pertenecemos.

Lo que nos y les propusimos, dado que en general el grupo se manifestaba callado y tímido, fue la realización de un taller de radio que terminara con la grabación de un prototipo de programa en un estudio de radio.

Para lograr este objetivo armamos una serie de actividades que derivaron en dos encuentros semanales con el grupo a lo largo de aproximadamente dos meses. En cada uno de estos encuentros se trabajó una temática diferente del quehacer radial como entrevistas, planillas estudio/ operador, noticia, entre otras.

Mientras avanzaba el taller también lo hacía el interés del grupo por conocer más. Pero la mayor manifestación de interés y satisfacción fue una vez que grabaron, en uno de los estudios de la facultad, de corrido, un programa de 45 minutos de duración que llevó el nombre “Compartiendo la esperanza”. Incluyó lectura de cuentos y poesías, anuncio de las noticias relevantes de la semana, entrevistas grabadas y al aire, la conducción de uno de ellos y el paso de temas musicales elegidos por ellos mismos.

Sus manifestaciones de alegría y entusiasmo fueron muy efusivas como sus comentarios de haber realizado algo que jamás pensaron que les podría llegar a pasar.
En cuanto a nuestra actuación durante el taller, se nos manifestó un tanto dificultoso no hacer los encuentros expositivos pero esto lo fuimos viendo sobre la marcha, con evaluaciones permanentes sobre nuestra tarea hasta que finalmente logramos la participación del grupo en general con la implementación de dinámicas participativas.

Todo esto logrado nos enriqueció y fortaleció como futuras comunicadoras, definiendo nuestra intención de trabajar en el área comunitaria de la carrera que elegimos.
La implementación de la metodología de Intervención- Acción- Participación nos permitió conocer al grupo mientras trabajábamos conjuntamente en la creación del programa de radio, lo que enriqueció el vínculo ya que logramos trabajar a la par y una confianza fuerte por parte de los alfabetizandos para decir lo que pensaban y si algo les parecía correcto, viable o no.

Por otro lado, esta metodología de investigación, coincide con la metodología de trabajo de esta organización basada en la horizontalidad y participación de la pluralidad y diversidad de sus integrantes, con una planificación flexible acorde a las necesidades del grupo en general.

Equipo del Proyecto: Analía Parola Varas, Ana Carola Pardo, Andrea Cantarutti y Jesica Kramer.

Supervisora del trabajo de campo: María Fernanda Ruiz
Docente: Ianina Lois

Cátedra: Nelson Cardoso

15 feb 2008

Participación comunitaria: fundamental para prevenir enfermedades

Como principal mecanismo de acción y prevención de enfermedades que por lo general se presentan en proporciones epidémicas, la participación activa de las comunidades organizadas es fundamental para lograr que las medidas de control aplicadas por los
organismos competentes sean realmente efectivas.

La reaparición de enfermedades (reemergentes) que ya habían sido erradicadas del territorio nacional, gracias a las políticas de salud públicas aplicadas, se le atribuye principalmente a la falta de conciencia y a la poca participación comunitaria en campañas de promoción de salud y no a insuficiencia de programas preventivos por parte de los organismos competentes en el área, como quieren hacer creer sectores poco interesados en la calidad de vida de los venezolanos.

Para el presidente de la Sociedad Bolivariana de Medicina General Integral, Adolfo Delgado, existe poca cultura en materia de salud, puesto que las personas creen que al no padecer alguna enfermedad están completamente sanos.

En ese sentido, Delgado consideró que campañas de educación, promoción y prevención de enfermedades endémicas, como la impulsada por el Ministerio del Poder Popular para la Salud contra la propagación del dengue y el síndrome de rubéola congénita, son fundamentales no sólo en tiempos de cambios climáticos sino frecuentemente.

“Yo propondría desatar permanentemente campañas muy fuertes de educación en materia de salud que vayan desde las escuelas, desde los niños, las maestras, los barrios, incluso las empresas, los medios de comunicación, a fin de no confundir la salud con la enfermedad y se mantenga esa cultura de salubridad necesaria”, consideró el médico especialista en medicina integral comunitaria.

En cuanto a las recientes consideraciones por parte de sectores, que en lugar de promover campañas de este tipo centran sus esfuerzos en crear falsas alarmas sobre el incremento de casos de malaria en el país, el representante de la salud consideró que “la malaria y el dengue, por ser enfermedades transmitidas por picadas de mosquitos, reaparecen porque la lluvia contribuye con la formación indebida de cúmulos de agua, pero no es su causa principal”.

“Es necesario recordar que no podemos culpar a la lluvia de la propagación de este tipo de enfermedades, porque son sólo un factor fundamental si pero las comunidades tienen la principal responsabilidad de evitarla”, recalcó Delgado.

Por lo tanto, consideró que en tiempos de lluvia o no es necesario aumentar y fortalecer los esfuerzos para evitar los cúmulos de agua y criaderos de mosquitos como el anopheles, transmisor de la malaria.

“El problema de salud en general es un problema que se resuelve con participación de las comunidades”, dijo el médico.

En los últimos años la situación sanitaria mundial ha estado dominada por la prevalencia de las enfermedades transmisibles, las cuales representan una pesada carga de morbilidad y mortalidad para muchos países, especialmente los subdesarrollados, y más aún aquellos que conforman las zonas tropicales, como Venezuela.

Por ellos, la reaparición de enfermedades como el dengue y la malaria corresponde en mediana medida a los frecuentes cambios climáticos (con el subsiguiente aumento de la temperatura ambiental), los movimientos poblacionales y la falta de una cultura de salubridad.

Sin embargo, las acciones inmediatas de prevención, como las campañas nacionales que recientemente ha impulsado el Ministerio de Salud venezolano, son fundamentales para evitar en gran número la propagación de este tipo de enfermedades.

No obstante, la participación activa de las comunidades, principalmente en estados llaneros y selváticos, es un factor determinante para el control y propagación de enfermedades de transmisión.

ABN 07/02/2008
Caracas, Distrito Capital
Caracas, 07 feb. ABN.-

11 feb 2008

2 EXPERIENCIAS 2

Les presentamos 2 experiencias de trabajo de campo realizadas desde el Taller de Comunicación Comunitaria de la carrera de Ciencias de la Comunicación de la UBA. La primera fue realizada con un grupo de mujeres del barrio Ramón Carrillo con quienes se trabajó desde la temática de violencia de género, y la segunda -escrita en forma de entrevista- da cuenta de un proyecto de cine debate en un Centro de Jubilados del barrio de Villa Luro.

EXPERIENCIA 1: Red Comunitaria contra la Violencia de Género

¿Qué podemos decir acerca de nuestra experiencia de trabajo durante cuatro meses en el barrio Ramón Carrillo junto con la Fundación Alicia Moreau de Justo y la Dirección General de la Mujer del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires durante la segunda mitad de 2006?

Al principio sentimos el increíble peso de la levedad: dos estudiantes de Ciencias de la Comunicación en el cuarto año de nuestra carrera: ¿Qué podríamos hacer desde el terreno de la comunicación comunitaria en un barrio por conocer, y encima con gente del gobierno?

Sin embargo... emprendimos una experiencia que logró transformar radicalmente la manera de sentir lo que hacemos.

Desde el principio nuestras expectativas eran proponer un trabajo que tenga dimensión territorial y que constituya un pequeño aporte a algo que se venía trabajando desde hace muchos años. Desde esta perspectiva, fuimos construyendo juntas la propuesta que nos pareció que complementaba el trabajo en el barrio con una experiencia de anclaje en el campo comunicacional: Un taller de comunicación junto con la realización de una serie de spots radiales sobre prevención de la violencia.

En el barrio, descubrimos que el trabajo es complejo e implica un imbrincado tejido de relaciones y articulaciones que van desde el comedor donde se juntan las promotoras de salud -que son del barrio- para capacitarse en atención a mujeres víctimas de violencia familiar, pasando por el Centro de Salud Comunitario que se encuentra a pocas cuadras de allí, hasta la radio donde desarrollamos la última etapa de esta experiencia.

Después de estos primeros acuerdos, desacartonándonos de las empolvadas aulas de Ramos Mejía (Facultad de Ciencias Sociales), las cosas se fueron precipitando de una manera extraordinaria: los talleres se convertían poco a poco en un espacio donde compartimos miedos, alegrías, juegos y debates; las grabaciones de los spots fueron realizados por las promotoras del barrio en el estudio de radio de la facultad de Sociales y fueron emitidos en una radio local, donde se transmitieron durante ¿cuánto tiempo fue? Un montón ¡Y a las promotoras les ofrecieron el espacio radial para un programa semanal! Creemos que fue una muy buena experiencia.

Autor: Noelia López


EXPERIENCIA 2: Ciclo de Cine en un Centro de Jubilados de Villa Luro

COMUNITARIAS HOY: Auto Entrevista exclusiva a Johanna Retta, Mariela Gimenez y Leandro Braier (grupo de alumnos del taller)

Ayudar al jubilado mediante la solidaridad” fue lo primero que escucharon al llegar. Sin saber bien qué podían hacer ni qué hacían en ese Centro de Jubilados, pero dispuestos a dejar su huella dentro de la institución, se dispusieron a trabajar.

Paralelo al inicio de un ciclo de cine argentino llamado “¡Viejos son los trapos!” promovido por el Gobierno de la Ciudad, surgió la oportunidad de intervenir en el Centro de Jubilados “Villa Luro Central”. Entraron en contacto con los integrantes del centro y con ellos, con todas sus problemáticas y posibilidades. La demanda era evidente: había que acercar a los socios entre ellos y con otros centros. De ahí surgió la necesidad de crear un espacio de reflexión.

El ciclo de cine comenzó el día 24 de abril del 2007 y con él un arduo trabajo como comunicadores, aquel del cual ni siquiera tenían aún mucha noción. La intervención formó parte de esa propuesta. Al finalizar cada película, su desafío pasaba por generar ese espacio poniendo en juego los conocimientos que iban adquiriendo con el desarrollo de la materia.

¿Qué ocurrió finalmente en el momento de la intervención? ¿Pudieron los tres ilusos estudiantes comunicólogos encauzar su objetivo? ¿Pudieron hacerlo en conjunto con los jubilados y de forma participativa? En entrevista exclusiva con “Comunitaria HOY”, los tres integrantes del grupo de intervención nos responden con lujo de detalles.

¿Qué pensaron cuando les plantearon que tenían que hacer una intervención?

JOHANNA: La incertidumbre era lo único que compartíamos en ese momento. Sentiamos una gran expectativa por ver realmente con qué nos encontraríamos.

¿Y cómo empezaron?

JOHANNA: El proyecto parecía lo suficientemente encaminado. El comienzo estaba pautado para la semana siguiente a nuestra decisión, factor que nos exigía ponernos rápidamente a tono con el rumbo del proyecto y buscar nuestro propio espacio a desarrollar. De repente, sin tener demasiado tiempo para reflexionar, junto con Leandro y Mariela ya nos encontrábamos planeando nuestros momentos y horarios para proyectar cuál sería nuestra intervención y las actividades que realizaríamos.

¿Apenas llegaron ya sabían qué iban a hacer?

JOHANNA: Más o menos. Nuestro objetivo era construir un espacio de reflexión. Si bien el ciclo estaba pautado para llevarse a cabo durante seis semanas, nuestro desafío pasaba por encontrar la forma de generar ese espacio de reflexión al término de cada film. Nos reuníamos con esa búsqueda de planear actividades que resultaran no sólo atractivas y divertidas sino también que pudieran adecuarse a las personas con las que trabajaríamos.

¿Y cómo las planificaron?

JOHANNA: El grupo no era homogéneo dadas las circunstancias del evento que lo tornaban abierto a la participación de cualquier persona, lo que nos orientó a planificar las actividades según el desarrollo que cada encuentro nos dejaba. Es cierto que el desaliento nos envolvía cada vez que, llegada la hora, no sólo eran pocos los que concurrían al Centro sino también pocos los que se quedaban al debate posterior. Experimentamos esas instancias en que el frío tampoco parecía estar de nuestro lado…

LEANDRO: Los participantes nunca se iban después de las ocho de la noche, ya que muchos debían caminar para volver a casa.

¿Qué se encontraron finalmente cuando fueron?

JOHANNA: El momento de conocer a la organización fue tanto o más grato de lo esperado. la generosidad brindada tanto por los directivos como por los socios logró que siempre nos sintiéramos bienvenidos.

LEANDRO: Sí. Además, la primera proyección fue tranquila.

MARIELA: Yo particularmente estaba muy nerviosa.

LEANDRO: Bueno, sólo sufrimos tensión al principio, intentando solucionar algunos problemas técnicos, debidos en parte a la ineficiencia de funcionarios del Museo del Cine así como a características del equipo de sonido del Centro que no se habían tenido en cuenta. Ya desde ese momento de crisis, sin embargo, comenzamos a aunar esfuerzos con la gente de la Subsecretaría (Geraldine y sobre todo Adrián, el chofer, que con sus conocimientos técnicos de sonido colaboró muchísimo) y con Mario Peccia, cuestión que, en definitiva, me lleva a pensar que quizá el conflicto favoreció un poco el compañerismo general, incluso por parte de la gente que asistió.

Pero ese día ustedes no intervinieron. ¿Cómo fue el viernes siguiente?

MARIELA: Ya había mucha más gente (alrededor de cincuenta espectadores).

LEANDRO: Supongo que habíamos hecho una buena presentación del ciclo.

MARIELA: Y fue este el día más problemático respecto de lo técnico. Adrián no estaba y Leandro fue el único que supo hacer andar la consola, que estaba conectada a un gran equipo de sonido que no funcionaba correctamente.

LEANDRO: Tuve que arreglarme prácticamente solo con una consola, conectada a un gran equipo que rodea toda la sala pero en el cual (descubrí aquel día) dos parlantes correspondientes al canal derecho no funcionaban. Esto hizo que sólo se escuchara el canal izquierdo en el que, desgraciadamente, estaba más realzado el sonido ambiente que las voces. De haber sabido más quizá lo hubiera solucionado. La cuestión es que la película se escuchó así hasta su término, y esto no generó una buena sensación en los asistentes. A mi mismo me costaba entender los diálogos, y no tengo los problemas auditivos que muchos de ellos tendrán.

MARIELA: Muchas partes del film no se habían entendido. Sobre todo las situaciones cómicas. Y fue por eso que a pesar de todo, el humor que muestra la película (era “El hijo de la novia”), los problemas de sonido terminaron acentuando el trasfondo más dramático: el mal de alzheimer que padece una de sus protagonistas.

LEANDRO: El personaje de Norma Aleandro (para colmo).

MARIELA: Mientras se desarrollaba la película hablábamos con Laura Bottini, colaboradora de la Subsecretaría, quien nos dio ciertas pautas sobre cómo tratar con personas de la tercera edad. Cuando terminó la película, lo primero que observé fueron las lágrimas de todos los presentes y en ese momento nos tocaba presentar la consigna.

El Hijo de la Novia es una comedia ¿por qué lloraban tanto?

LEANDRO: Como dice Laura: “El alzheimer es el fantasma de la Tercera Edad”. Por supuesto que lo primero que hicimos fue rogarle de rodillas para que hablara por nosotros, pero a ella le pareció que estabamos preparados para enfrentar el momento y así fue como me encaminé hacia el frente de la sala. Tomé impetu y comencé a hablar, preguntándoles qué les había parecido la película. La respuesta general fue “muy triste” o “muy dura”, lo cual no incentivó demasiado mi labia. Sin embargo, me las arreglé para señalar que, si bien a todos nos había causado una particular tristeza el problema de la enfermedad de Norma, lo que veíamos como superador era el amor que se tenían con Nino, que iba más allá del paso de los años y de cualquier enfermedad. A continuación, intentando disipar lo más rápido posible el clima, los invité a la actividad que habíamos pensado, pero se complicó. La gente quería hablar más sobre la película.

MARIELA: Algunos dieron una visión interesante, comentando sus propias historias pero otros hicieron hincapié en los males que los aquejan.

LEANDRO: Mi estereotipo respecto de la tercera edad parecía confirmarse. Afortunadamente, vino Mariela a salvarme de la hoguera.

MARIELA: El ambiente no era de lo más ameno, por ende no se podía llevar a cabo la actividad. Casi sin pensarlo me dirigí hacia el micrófono y traté, mientras Johanna y Leandro repartían los polvorones que habíamos traído especialmente para esta ocasión, de incentivar a la gente a que realice la actividad, que sería postergada para el viernes siguiente: “así como Nino pudo cumplir el sueño de Norma de casarse por iglesia, todos tenemos pequeños sueños que, quizás hayamos cumplido o no pero si uno quiere realmente se pueden cumplir.” La consigna para ellos sería pensar y escribir, durante la semana, cuáles son o fueron sus sueños a lo largo de su vida. Muchos aceptaron favorablemente la consigna y una de las espectadoras, María Estela, se animó a decir, en ese momento, que aún le restaba por cumplir el sueño de tener una pareja.

¿Y después?

LEANDRO: La función del viernes siguiente fue una de las más alegres.

MARIELA: Fue por suerte mucho más distendido. Gran parte de los que asistían a ver el film “Besos en la frente” ya nos conocían y nos saludaban muy amablemente. En este encuentro casi no hubo problemas en el sonido y la película se pudo disfrutar sin inconvenientes.

¿Qué actividades propusieron?

LEANDRO: Relacionando las tres películas vistas hasta el momento llegaba la hora de plasmar los sueños en papel. Para eso, frente a una presencia que se mantenía, y a pesar de que temíamos que los problemas en funciones anteriores hicieran decaer la concurrencia, la asistencia fue similar y, sobre todo, concurrieron los más allegados. María Estela, Nelly y Eduardo, con su espíritu inquieto, estuvieron ahí. Fue entonces que les propusimos escribir sus sueños en nubes de cartulina, leerlas entre todos y pegarlas en un afiche.

MARIELA: Para mí este encuentro fue uno de los mas divertidos.

LEANDRO: Ya teníamos una sensación más profunda de lo que podíamos esperar de los participantes y qué expectativas tenían ellos de nosotros. Habíamos aprendido mucho. Ya los abuelos no eran gente protestona y aburrida (como el estereotipo manda) sino que muchos de ellos eran gente entusiasta y activa que, motivada por actividades, abrían ante todos el cofre de sus anhelos y experiencias.

MARIELA: Yo viví una situación que jamás me habría imaginado. Sin pensarlo para esta ocasión me puse una remera que tenía una frase en inglés bastante provocadora pero ingenuamente nunca le había prestado atención ya que muy pocas veces la había usado. Sin embargo, grata fue mi sorpresa cuando un matrimonio que estaba sentado en la ronda se acercó hacia mí y me tradujo la frase textualmente y, con picardía, me dijo que no necesitaba usar una remera con tal frase para seducir a los hombres, que ellos tenían que hacerlo solos. Tras la experiencia pasada, me di cuenta que muchas veces nos equivocamos al estereotipar a los abuelos como gente seria y aburrida sino que muchos de ellos son gente simpática y alegre.

LEANDRO: El momento de pegar y leer los sueños delante de todos fue uno de los más emotivos del ciclo.

MARIELA: Cada uno se hacia cargo de lo que escribía y se alegraba al escuchar los sueños de los demás.

LEANDRO: Ese día comenzó a vislumbrarse el gran talento natural de Johanna para acaparar la atención y las ganas de los viejos, así como la de Mariela por seducir a algunos de ellos.

Risas.

LEANDRO: Para Sol de Otoño, la película siguiente, ya la relación con todo y todos era muy distinta. Lo técnico parecía haberse solucionado (al menos a medias). Con un solo parlante frontal manteníamos un sonido sucio pero comprensible, aunque la consola seguía dándonos buenos dolores de cabeza. Con la gente de la Subsecretaría había mucha más confianza y con la gente ya directamente un compromiso. Ese día, al llegar, nos vino la información de que la actividad de los sueños había sido muy comentada durante la semana. Al ir a ver el afiche (que habíamos dejado dispuesto para que cualquiera pudiera completarlo con más sueños) nos sorprendió verlo despegado de la pared y estirado sobre una mesa. La profesora del Taller de la Memoria había escogido trabajar en base a él en su clase. Eso también nos hizo sentir muy bien, así como que Mario nos felicitara por la actividad.

¿Cuál era la meta a lograr en ese encuentro?

LEANDRO: Luego de la película y otra vez junto a la cálida compañía del té y el mate cocido, debíamos afianzar los vínculos ya constituídos.

MARIELA: La consigna era anudarse el hilo a un dedo y pasar el ovillo a otro cualquiera de la ronda pero se debía decir previamente el nombre propio y el de quien le pasó el ovillo.

LEANDRO: A la vuelta, debía seguirse el mismo recorrido pero en lugar del nombre debía asignarse un adjetivo que pudiera describir a la persona siguiente.

JOHANNA: Por supuesto, a quién mandaron a explicar esa choclada…

LEANDRO: Pero vos habías demostrado tu gran capacidad…

JOHANNA: Claro, claro…

LEANDRO: El tema es que ibamos por la primera parte del juego, muy divertido y festejado por la mayoría (a pesar de un par de traspiés) cuando la puerta se abrió y llegó Mario. Con una voz grave y autoritaria (que nunca le habíamos escuchado) ordenó a todos que nos fueramos ya que eran pasadas las siete de la tarde, horario de cierre del Centro. Esto no pudo menos que sorprendernos, porque habíamos arreglado con anterioridad el hecho de que las actividades de los viernes harían que este horario se extendiera un poco más. La sensación que generó fue la de inmediata e irreflexiva obediencia. “Es bravo Mario”, “Sí, chicos, vamos a tener que dejarlo para otro día” decían. Afortunadamente, habíamos culminado la primer parte del juego y estábamos todos anudados como moscas en la telaraña comunitaria; ya no quedaba un modo más ágil y práctico que cumplir con la segunda parte. Con apuro pero no sin simpatía los epítetos se sucedieron. “Churro bárbaro” le dijeron a Eduardo, cuyo sonrojo casi no le permitió a su turno pensar el adjetivo. Afortunadamente, mientras Ianina hablaba con Mario en el hall de entrada, pudimos terminar con nuestra actividad en paz. Con Esperando la Carroza también nos sorprendimos. Mucha gente continuaba protestando por el sonido y me culpaba casi exclusivamente a mí (yo había dado la cara sucesivas veces). Por suerte los diálogos ya se los sabían de memoria.

MARIELA: Pero debido al frío, vino muy poca gente y fueron muy pocas las personas que se quedaron después del film. Al ver que éramos no más de diez personas preferimos no hacer el psicodrama que habíamos planeado y simplemente elegimos tomar el té y charlar sobre las propuestas para la última función del ciclo. Nuestra idea era hacer una gran fiesta, pero no sabíamos bien cuándo se haría. Para esto planteamos nuestra idea de cerrar el ciclo con una celebración pero dijimos que para que se realizara el festejo eran muy importantes sus opiniones.

LEANDRO: Las propuestas fueron buenas y entusiastas.

MARIELA: Si bien algunos pidieron tango y otros folklore la mayoría estaba de acuerdo en escuchar música de su época. Casi todos pidieron que se realizacen actividades recreativas y juegos. Además Leandro y Johanna comentaron que habría un catering. Todas las sugerencias fueron anotadas en el afiche que habíamos dispuesto para escribir el clasificado que no pudimos hacer por falta de tiempo el viernes anterior.

Ya se venía la última…

MARIELA: Sí. El viernes siguiente a esta función no hubo actividades debido a que era feriado y el centro tenía planeadas otras cosas. Pasada la semana sin actividades nos encontraríamos nuevamente para el último encuentro del ciclo. Si bien había mucha gente, y esto se debió estimo a que nuevamente habría chocolate con medialunas, no se encontraban allí ni María Estela ni Nelly ni Eduardo, y eso me causó cierta tristeza. Sin embargo, pude encontrarme con algunas personas que habían concurrido al ciclo en este último tiempo.

LEANDRO: Otra vez no vimos allí a María Estela ni a Nelly ni a Eduardo, y eso nos llevó a confirmar nuestra decisión de que sería fallido organizar la fiesta. Sin embargo, sí estuvieron allí el otro Mario, Susana y otras personas que habían sido más fieles al ciclo durante el último tiempo. Serían ellos quienes lograrían finalmente emocionarnos.

MARIELA: El sonido en esta ocasión fue impecable aunque era la última función por primera vez no hubo problemas técnicos.

LEANDRO: Se escuchó como nunca. Con Ianina nos encontramos con que finalmente habíamos logrado entender cómo funcionaba la consola. (risas) A diferencia de las otras funciones, luego de la película no nos sentamos en una ronda de sillas como de costumbre sino a lo largo de una mesa.

MARIELA: Al terminar la función repartimos unas piezas de rompecabezas hechas en cartulina en las que cada uno debía escribir qué se llevaba del ciclo. Luego, debían buscar la pieza que encajara con la suya y recién entonces ir a pegarlas a un afiche. El juego gustó y ninguno tuvo problemas en preguntar a los demás por la coincidencia.

JOHANNA: Poco a poco, todos se fueron acercando para hacer concordar su pieza con alguna otra. La frase que se fue armando entre confusiones y sorpresas, decía: NOSOTROS QUEREMOS. Luego de leer y sorprendernos una vez más con la calidez de las palabras que nos dedicaban, propusimos que quien quisiera tomara el fibrón y tratara de completar la frase alrededor del afiche. Las expresiones nos transmitieron un profundo afecto, un apego inesperado, y una atención evidenciable en sus miradas agradecidas tanto como las nuestras al observar las palabras que nos dirigían. A medida que cada uno escribía, íbamos leyendo, entre la labor de continuar la actividad planeada y la emoción que nos desbordaba por dentro. Poco a poco, el salón se fue vaciando, dejando cada uno su saludo, su agradecimiento, su expectativa de volver a vernos. El mejor momento para neutralizar la tristeza fue posar para la foto grupal que tanto trabajo le costó a Leandro acomodar para que estuviéramos todos.

LEANDRO: Qué querés, eramos más de treinta.

Pero qué frases les pusieron en el afiche.

JOHANNA: Y…. no me acuerdo todas. Algunos pusieron debajo de Nosotros Queremos: “que vuelvan”. Me acuerdo que había una que decía “juventud de ustedes + experiencia nuestra = amistad” o algo así.


¿Cómo ven que funcionaron como grupo?

JOHANNA: La predisposición y el diálogo con mis compañeros, no dudo, fue fundamental para la propia instancia de planificación como también para encontrar las funciones que mejor pudiéramos desarrollar. Fue así como pese a mi profunda timidez y la negativa a asumir papeles que pudieran activar cierta "fobia escénica", me asombré de encontrarme, con el aval de mis compañeros, tomando la palabra, aquella que nos permitió captar la atención de los jubilados y generar un reconocimiento que a muchos nos descolocó, a la vez que podían observar mi emoción por la calidez y el cariño de esas personas, hasta hacía poco tiempo tan desconocidas. Cada uno tuvo sus aptitudes e inconvenientes particulares. Por su parte, allí estaba Mariela, que apremiada por tener que concurrir a otra clase después de cada encuentro, sufría la tensión del momento que contrastaba con su paciencia para acomodar las galletitas que traía para compartir después de la película. Y ni hablar de las oportunidades que llegaba tarde producto de una charla jugosa que compartía con alguno de los socios que no la dejaba partir. Y Leandro que, como figura masculina que escaseaba en el centro, era objeto de admiración por parte de muchas de las socias...

LEANDRO: Che, tampoco fui el único…

MARIELA: Shhh…

JOHANNA (risas): Su participación en el área de sonido (al tener más conocimientos que cualquiera de nosotras), hizo que lo catalogaran como el "técnico del equipo", y al cual también dirigieran sus más contundentes críticas respecto de las fallas de sonido, además de la atención que generaba al introducir una película o una actividad.

¿Qué se llevaron ustedes de la experiencia?

LEANDRO: Podríamos decir que la experiencia fue muy positiva para todos, tanto para los participantes como para nosotros, si bien nuestro proyecto, así como nuestros ánimos, sufrieron numerosos altibajos.

MARIELA: La enseñanza que me dejó esta experiencia es que la juventud no es una etapa que va desde los quince hasta los treinta años sino que la juventud es algo que se lleva en el espíritu y no importa la edad que uno tenga.

JOHANNA: No fueron pocas las veces en que la emoción nos invitaba a dejar el Centro con una sonrisa y una alegría interna que no considerabamos posible en tan corto tiempo. La misma culminación del ciclo nos dejó esa sensación gratificante de haber significado algo, que de la nada pudiéramos conformar ese gran grupo de trabajo orientados a ese espacio con dedicación junto a un grupo de jubilados que, aunque inconstante, también compartía ese agradecimiento hacia nosotros con el reconocimiento que ello implicaba, y que aún lo hace. Cuando el otro día fuimos a visitar el Centro, el gesto fue una gran sonrisa que expresaba: "Hola chicos, ¡pero que linda sorpresa!"

Autores: Leandro Braier, Mariela Gimenez y Johanna Retta

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Taller de Comunicación Comunitaria
Cátedra: Nelson Cardoso
Docente: Ianina Lois
Carrera de Ciencias de la ComunicaciónFacultad de Ciencias Sociales
Universidad de Buenos Aires